3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos,
5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos,
Estos versículos destacan tres cualidades que distinguen a un cristiano que está completo en Cristo y por las cuales todo seguidor de Cristo debe ser reconocido.
1. La primera cualidad que debe caracterizar a un creyente es “FE EN CRISTO JESÚS”. Esta frase tiene varias implicaciones:
En primer lugar, la fe contiene un elemento de conocimiento. Por lo tanto, para tener “fe en Jesús”, primero se debe conocer quién es Él y se necesita saber algunas verdades esenciales sobre quién es y lo que ha hecho.
En segundo lugar, la fe contiene un elemento de afirmación. Esto significa estar de acuerdo en que el conocimiento que tenemos es verdadero.
En tercer lugar, la fe contiene un elemento de confianza. Tener fe en Jesús significa confiar en Él, que implica creer en Él como Salvador y entregarse a Él como Señor.
Por lo tanto, cuando Pablo da gracias por la “fe en Cristo Jesús”, está dando testimonio no solo de una fe para salvación, sino también de una permanente confianza y entrega personal a Cristo como Señor.
2. La segunda cualidad que debe caracterizar a un creyente es EL AMOR.
Una característica de un creyente se ve en el amor para todos sus hermanos. La fe que tiene en Jesucristo se manifiesta en un amor dirigido a los demás.
Una de las pruebas de que alguien es cristiano se observa en que ama a sus hermanos (1 Jn 4:7-8, 20-21). Este amor es una fuerza interior que desea expresarse en la entrega de uno mismo a los demás y en actos de servicio.
La Biblia constantemente exhorta a los creyentes a amar y crecer en el amor hacia los demás (1 Ts 3:12; 4:9-10).
Es una incongruencia en un cristiano que solo espera que lo amen y le sirvan. El verdadero creyente no pretende llenarse de lo que otros puedan darle. Los verdaderos discípulos de Cristo, inspirados por el amor, procuran que cada acción aporte algún beneficio a los demás.
3. La tercera característica que debe caracterizar a un creyente es LA ESPERANZA.
Una manera más de Pablo de mostrar la suficiencia de Cristo es que el creyente entienda que la esperanza futura solo viene por estar en Cristo, y no en algo más (Col 3:1-4).
Esta esperanza está “guardada en los cielos”. La palabra “guardada” significa
“reservada”. Esto significa que la esperanza de la gloria eterna ya es una realidad
presente.
Esta esperanza como característica del cristiano es un anhelo ferviente, una expectación confiada y una espera paciente, pero segura, del cumplimiento de las promesas de Dios, porque la esperanza es Cristo mismo (Col 1:27). Cristo es la “esperanza de gloria” y por ello el creyente espera encontrarse con Él.
El creyente espera con anhelo ese día en donde experimentará la totalidad de las
bendiciones, cuando estemos con Cristo en el cielo y experimentaremos con Él la manifestación de Su gloria (3:4).
Esta esperanza trae varios beneficios presentes.
En primer lugar, y como dice el versículo 5A, la herencia que les espera a los cristianos tiene el efecto de estimularlos para una fe más fuerte y con un amor más profundo.
Pero, esta es también una esperanza que ayuda a soportar las pruebas que el creyente experimenta en el presente (1 P 1:6-7). La esperanza en Cristo te ayuda a perseverar en la fe, porque entiendes que el sufrimiento es solo por un tiempo y el gozo es eterno.
Pero, además, la Biblia también dice que esta esperanza es santificante (1 Jn 3:3). El creyente vive en la esperanza de verse transformado con la semejanza de Jesucristo, y cuanto más contempla esta verdad, tanto más se purifica del pecado y se esfuerza constantemente en la santidad por reverencia a Dios (2 Co 7:1).
Que Dios nos dé, de Su gracia para cada día tener una fe inquebrantable, amar con más fervor y tener una esperanza más confiada en Cristo y Sus promesas.
Versículos relacionados con el tema:
1 Jn 4:7-8, 20-21, 1 Ts 3:12, 4:9-10, Col 3:1-4, 1:27, 3:4, 1 P 1:6-7, 1 Jn 3 :3, 2 Co 7:1,
1 P 1:21-22, Col 2:2, Stg 2:19, Ro 3:22-23, Mt 16:24-25, Jn 13:34-35