22 A algunos que dudan, convencedlos.
23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.
En estos versículos se nos muestra la forma como se debe lidiar con aquellos que, de una u otramanera, han sucumbido a la persuasión de los herejes. Judas nos presenta tres grupos de personas y tres estrategias diferentes para poder emprender esta misión de rescate.
1er grupo: Los que dudan. A ellos hay que convencerlos (v. 22).
Los que dudan son creyentes, pero debido a las mentiras que han escuchado de los falsos maestros, no tienen certeza de la doctrina. A estas personas hay que “convencerlas”. Esta palabra viene de la raíz griega que significa tener misericordia o piedad y se refiere a ayudar a un afligido.
Mostrar compasión con los que dudan significará pasar tiempo con ellos, intentando entender las luchas que tienen y a la vez animándolos a entregarse totalmente a la verdad de la Escritura. Estas personas son inmaduras en la fe y no tienen discernimiento para distinguir una falsa enseñanza de una verdadera.
Debemos tratar de comprender y ayudarles en sus luchas con respecto a sus dudas. Esto no significa que estés de acuerdo con ellas, ni que apruebes lo que hacen o piensan. Esto es simplemente una señal de madurez y autocontrol para poder entender a alguien con quien discrepa.
2o grupo: Los engañados. A ellos hay que salvarlos (v. 23a).
El fuego es una metáfora bíblica común para referirse al infierno (v. 7). El juicio divino por fuego es una imagen común en la Biblia (2 P 3:7, 10). El fuego del cual Judas habla se refiere al juicio final.
Las palabras “arrebatándolos del fuego” (v. 23a) significan “tomar algo a la fuerza” y con energía. Y lo que Judas quiere decir aquí, es que se debe rescatar de manera enérgica y rápida a aquellos que han caído bajo el dominio de la enseñanza falsa.
Este tipo de personas se refiere a aquellos que se han desviado en pos de ideas heréticas o que están siguiendo un estilo de vida alejado de la Biblia y corren el peligro de ir al infierno.
¿Cómo salvamos a los engañados? Nuestra tarea es revisar con ellos la verdad del evangelio y orar fervientemente al Espíritu para que intervenga, antes de que sea demasiado tarde. Sobre todo con ellos necesitamos hablar la verdad con amor (Col 4:6; 1 P 3:15). Hablar la verdad con amor significa ser veraz, preciso, justo, paciente, amable, humilde y consistente. Pero también significa no tomar como personal los desacuerdos. Para ello, debes tener en cuenta que la verdad que predicamos no es nuestra verdad, sino la verdad de Dios. Nosotros solo somos los mensajeros.
3er grupo: Los peligrosos. Con aquellos hay que tener misericordia con temor (v. 23b).
El fuerte lenguaje que Judas utiliza con este grupo nos hace pensar que está hablando de los falsos maestros, o al menos de personas que se han adherido a ellos.
Judas advierte a los involucrados en esta operación de rescate que no se dejen engañar, sino que “odien” la túnica manchada, que representa la influencia de los falsos maestros.
La mejor manera de mostrar misericordia por este grupo es orar por ellos. Se debe orar para que salgan del engaño. Se le debe pedir al Señor que los vuelva a traer a la fe, y estar disponible si dan muestras de arrepentimiento. Pero no se debe olvidar en ningún momento la conducta terrible y destructiva de la que están participando.
Ser misericordioso con temor no significa mirar hacia otro lado o ser partícipe de sus creencias religiosas. Significa ser conscientes de ver hacia donde se dirigen estos hombres, y estremecernos de angustia por su profanación del evangelio, y al mismo tiempo llamarlos al arrepentimiento, pero desde una distancia segura.
Versículos relacionados con el tema:
Mt 9:9-13, 2 P 3:7, 10, 1 Ts 5:14, Ro 10:17, Col 4:6, 1 P 3:15, Gá 6:1, Zac 3:3-4, 2 P 2:1-2
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