Hay solamente dos ordenanzas dadas a la Iglesia por Cristo Jesús: el bautismo y la Cena del Señor.
Ambas son instituidas en los Evangelios, practicadas por los apóstoles y la iglesia en el libro de los
Hechos y explicadas en las Epístolas.
Por lo tanto, podemos llegar a la conclusión de que no solo forman parte del mensaje para nosotros,
sino que deben ser practicadas por la Iglesia hasta la Segunda Venida del Señor.
I. ¿Qué es el bautismo?
Hoy en día hay muchas concepciones erróneas de lo que es el bautismo. Algunos creen que es un
rito más, un símbolo que no es necesario para ser cristiano o algo que se inventó la Iglesia para
consagrar a sus miembros.
Pero ¿Qué es el bautismo?
“El bautismo es el acto de la iglesia de confirmar y simbolizar la unión del creyente con Cristo,
sumergiéndole en agua, y es el acto del creyente de consagrarse públicamente a si mismo a
Cristo y a Su pueblo, uniendo de ese modo al creyente con la iglesia y manifestándolo ante el
mundo” (Bobby Jameson, El Bautismo).
A. El bautismo es el acto de la iglesia de confirmar y simbolizar la unión del creyente con Cristo
Las iglesias locales son las que tienen la autoridad para bautizar (Mt 16:19; 18:18-20; 28:18-
20). Jesús le dio las llaves del reino, primero a los apóstoles y luego a la iglesia para atar y
desatar. Esto quiere decir que la iglesia tiene la autoridad de hacer una declaración pública, o
dictar un veredicto, en nombre de Jesús.
Esto no significa que la iglesia tiene la autoridad de negar el bautismo a alguien que evidencia
estar convertido. Pero sí quiere decir que la iglesia debería dar generalmente su consentimiento,
porque no solo hace una declaración pública el que va a ser bautizado. Los que bautizan también
hacen una declaración pública.
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En el bautismo, la iglesia confirma la profesión de fe del creyente en Cristo. El bautismo es una
señal de la efectividad del evangelio. Es una señal que indica que una persona ha dado la
espalda al pecado y se ha unido a Cristo por medio de la fe (Ro 6:3-4). El bautismo simboliza
públicamente la unión de una persona con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.
Y como el bautismo simboliza nuestra unión con Cristo, también simboliza los beneficios de
esa unión. Por medio de Cristo, nuestros pecados son perdonados y purificados, y el bautismo
simboliza ambas cosas (Hch 2:38; 22:16).
B. El bautismo es el acto del creyente de consagrarse públicamente a sí mismo a Cristo y a Su
pueblo.
El bautismo es el primer acto público de la fe de quien recibe a Cristo como Señor y Salvador.
Si eres cristiano, Jesús te ordena bautizarte. El bautismo confirma y simboliza la unión del
creyente con Cristo, de modo que solo deben bautizarse aquellos unidos a Cristo mediante la
fe.
Cuando el creyente se bautiza se consagra a sí mismo a Cristo. El bautismo es la manera en la
que el cristiano profesa públicamente su fe y sumisión al Señor Jesucristo.
Como respuesta al evangelio, se nos ordena volvernos a Jesús tanto interna como externamente,
y lo interno manifiesta lo externo. El bautismo se realiza públicamente, delante de testigos (Mt
10:32-33). No existen discípulos secretos de Jesús. El bautismo es la manera en que declaramos
ante la iglesia y el mundo que pertenecemos a Jesús.
El bautismo es una promesa, porque promete públicamente sumisión a Cristo como Señor.
Bautizarse en nombre de Cristo es someterse a Su autoridad (Mt 28:19). El bautismo es un
juramento de lealtad al Rey Jesús. Es la forma en que juras públicamente serle fiel.
Además, en el bautismo el creyente se compromete a sí mismo no solo con Cristo, sino también
con el pueblo de Cristo (Hch 2:41; 1:15). Aquellos que se bautizaron en pentecostés salieron
del mundo y entraron a la Iglesia.
Confiar en Jesús es unirse a la compañía de todos aquellos que confían en Jesús. Recibir a
Cristo es recibir a Su pueblo. Invocar a Dios como Padre es adoptar como hermanos y hermanas
a todos aquellos que hacen lo mismo. Estar unido a Cristo es convertirse en miembro de Su
cuerpo (1 Co 12:12.26; Ef 1:23; Col 1:18). En el bautismo, el cristiano se compromete a amar,
servir, y someterse al pueblo de Cristo.
II. ¿Por qué hay iglesias y cristianos que no practican el bautismo?
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Varias pueden ser las razones que están detrás de iglesias y algunos cristianos profesantes que no
se bautizan:
• Ignorancia.
• Orgullo.
• Indiferencia.
• Resistencia.
• Falta de regeneración.
III. ¿Por qué bautizarse?
A. Fue ordenado por el Señor (Mt 28:19)
B. Fue practicado por la Iglesia primitiva (Hch 2:38, 41; 8:12, 36-38; 9:18; 10:47-48;
16:14-15, 33; 18:8; 19:5.).
C. Fue enseñado en las Epístolas (Ro 6:1-4; Col 2:12).
IV. ¿Quiénes deben bautizarse?
A. Los únicos candidatos para el bautismo son los creyentes en Cristo.
El bautismo solo puede administrarse cuando el creyente ha respondido a la palabra en
arrepentimiento y ha depositado su fe en Jesucristo para ser salvo.
B. ¿Cómo podemos estar seguros de que somos salvos?
Somos salvos por la fe en la obra redentora de Cristo. La seguridad no depende de
nuestros sentimientos, sino en las afirmaciones de la inmutable Palabra de Dios (Jn
10:27-30).
1. Si nos hemos arrepentido de nuestros pecados (Hch 17:30-31; Ro 3:23).
2. Si hemos creído en Cristo como nuestro Señor y Salvador (Jn 1:12; 5:24; Hch 4:12).
3. La Biblia nos asegura que tenemos vida eterna, que no hay condenación, que
nuestros pecados han sido perdonados (1 Jn 5:13; Ro 8:1; Hch 10:43).
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Aquellos a quienes Dios ha regenerado y llamado eficazmente a un estado de gracia, no
pueden caer total ni finalmente de aquel estado, sino que perseverarán con toda seguridad
en Él hasta el fin y serán salvos por la eternidad.
¿Qué identifica a un verdadero creyente?
1. El verdadero creyente tiene una actitud correcta en cuanto al pecado.
El verdadero creyente sabe que, si desea tener comunión con Dios, ha de ser santo (1
Juan 2:6). Cuando ocasionalmente peca, reconoce que debe confesar su pecado.
2. El verdadero creyente procura obedecer la Palabra de Dios.
Si desea obedecer la Palabra de Dios con gratitud en su corazón por todo lo que el Señor
ha hecho por usted, y si ve que este deseo produce un patrón de obediencia en su vida,
entonces ha pasado una prueba importante que indica la presencia de una fe salvadora
(1 Jn 2:4-5; 5:2).
3. El verdadero creyente rechaza al mundo.
¿Rechaza usted al mundo? ¿Rechaza las falsas religiones, las ideologías extrañas, el
vivir impío y las metas vanas? En lugar de ello, ¿ama a Dios, a Su verdad, a Su reino y
todo lo que Él ama? (1 Jn 2:15-17).
4. El verdadero creyente anhela el regreso de Cristo.
¿Ama usted a Cristo de una forma tal que desea ardientemente verle cara a cara y ser
hecho como Él? La Escritura nos dice que esa es la bendita esperanza y el supremo gozo
del cristiano. Ro 8:19-22 declara que toda la creación gime en anticipación a la gloriosa
manifestación de los hijos de Dios.
5. El verdadero creyente no practica el pecado.
Los patrones de pecado son características de las personas que no han sido regeneradas
(1 Jn 3:6).
Cuando alguien se convierte en un cristiano, el patrón de pecado de su vida se rompe y
un nuevo patrón se inicia en su vida. Esa persona comienza a tener deseos santos. Una
evidencia de sus deseos santos es una disminución progresiva del patrón de pecado de
su vida. Si usted practica la justicia, es de Dios. Si no lo hace, no pertenece a Dios (1 Jn
2:6; 3:6-10).
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¿Significa esto que ya no hay pecado en su vida? No, porque su carne, que aún no está
redimida, permanece todavía allí (Ro 7:14-17), pero cuanto más sigue esos deseos
santos espirituales, menos pecará.
6. El verdadero creyente ama a los hermanos (1 Jn 4:7).
Tener comunión con Cristo es experimentar y expresar el amor. Si usted afirma que es
cristiano, pero ni siquiera le gustan los cristianos, su afirmación es falsa y no está
andando en la luz, sino en las tinieblas.
7. Dios escucha las oraciones del verdadero creyente (Prov 15:29).
El requisito para que esto ocurra es el de guardar sus mandamientos, y la única manera
de poder lograrlo es perteneciendo a Dios (1 Jn 3:22-24).
8. El verdadero creyente tiene el Espíritu Santo morando en él.
Si el Espíritu está presente en su vida, es una evidencia de que usted mora en Dios y Él
en usted (1 Jn 4:13).
9. El verdadero creyente distingue la verdad del error.
Usted no tiene que ser un graduado del seminario para distinguir la verdad del error. Si
no permite que le muevan de las verdades fundamentales de la persona divina de Cristo,
de Su obra y Su Palabra, es porque en realidad tiene una auténtica fe salvadora (1 Jn
4:1-3, 2 P 2, Jud 1).
V. ¿Por qué no se deben bautizar a los niños?
En el Nuevo Testamento no hay ningún pasaje que hable de bebés siendo bautizados o de una
salvación al margen de la fe personal en Cristo Jesús, la cual solo puede venir a quien entiende el
significado del evangelio.
• Mateo 19:14 o Marcos 10:13-16 no se refieren al bautismo.
• Hechos 16:32-33.
El bautismo de infantes no es el bautismo practicado en el Nuevo Testamento.
A. El significado del bautismo es la identificación con Cristo y Su obra en Su muerte y
resurrección.
B. Un infante no puede intelectualmente tener parte en esa identificación.
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Aquellos que practican el bautismo infantil deben dar por sentado que ese tipo de bautismo es
incompleto y que debería ser consumado más adelante en la vida y confirmado por la propia
persona.
VI. El bautismo es por inmersión
Desde el punto de vista físico, el bautismo es una ceremonia por la cual una persona es sumergida
en agua. Hay dos verbos en el Nuevo Testamento para describir esta realidad: bapto y baptizo. El
primero solamente ocurre 4 veces, y siempre se refiere a bañar, sumergir una pieza de ropa en tinte.
Baptizo es una forma intensa de bapto. Se emplea muchas veces en el Nuevo Testamento y siempre
significa “sumergir completamente” o incluso “hundirse”.
• Juan el Bautista (Mateo 3:6; Juan 3:23).
• Felipe y el eunuco (Hechos 8:36).
VII. ¿Cuál es el significado del bautismo?
A. En relación a Cristo.
1. El Bautismo simboliza nuestra identificación con la muerte, sepultura y resurrección de
Cristo (Ro 6:3-4; Col 2:12).
a. Es un símbolo de la base de la salvación que es la muerte y sepultura de Cristo
y su resurrección de la tumba.
b. Es un símbolo de la esencia o práctica de la salvación que es la muerte del
creyente a la vieja vida de pecado y su resurrección espiritual con Cristo para
andar en nueva vida.
c. Es un símbolo de la esperanza de la salvación que es la futura resurrección
corporal del creyente para vivir siempre con Cristo en gloria.
2. El Bautismo es una confesión exterior y pública de una realidad interior y personal (Hch
2:41).
a. El bautismo debe ser una ilustración de la muerte a la vida antigua y resurrección
a una nueva vida en unión con Cristo. Somos limpios del pecado por nuestra
aceptación en Cristo como nuestro Salvador personal.
b. Nuestra responsabilidad es andar en obediencia a la Palabra de Dios,
dependiendo del Espíritu de Dios para darnos el poder necesario para combatir
el pecado en nuestras vidas. (Gá 2:20, 5:16; Col 3:1-4).
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B. En relación a la Iglesia.
1. El bautismo del Espíritu es la introducción al cuerpo de Cristo (la Iglesia universal). La
identificación con Cristo es al mismo tiempo identificación con Su cuerpo, es decir la
Iglesia (1 Co 12:12-13; Ro 12:4-5).
2. El bautismo en agua es la ceremonia de iniciación dentro del cuerpo visible (la Iglesia
local). El nuevo convertido se identifica exteriormente con el compañerismo de los
creyentes (Hch 2:41).
3. Creer en Cristo es profesar la voluntad de vivir una vida nueva. Practicar el bautismo
sin intención de identificarse con Cristo y Su Iglesia hace que el acto pierda su
significado real.
El libro de Hechos describe como el bautismo tenía lugar casi inmediatamente después de
la profesión de fe. Por ejemplo:
a. El eunuco etíope (Hch 8:36).
b. La casa de Cornelio (Hch 10:47).
c. El carcelero de Filipos (Hch 16:33).
d. La presentación del Evangelio aparentemente contenía la proclamación completa
de la obra redentora de Cristo y la demanda de una respuesta de fe que incluía estar
dispuesto a entregar la vida por la persecución de los cristianos.
VIII. ¿Es el bautismo necesario para la salvación?
A. El bautismo no salva.
La salvación es por la fe, no por las obras (Ef 2:8-9; ejemplo del ladrón en Lucas 23:40-
43).
Lo que salva no es el bautismo sino nuestra unión espiritual con Cristo, tal como indica
Tito 3:5 (“el lavamiento de la regeneración”) y Hechos 22:16 (“lava tus pecados”). El
bautismo en agua es el símbolo, no lo que salva.
Hechos 2:38, indica que el bautismo es lo que muestra a otros que los pecados de uno han
sido perdonados.
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B. El bautismo es un acto de obediencia, fruto de la salvación.
La fe del creyente se fortalece al ser expresada públicamente. La fe salvadora se manifiesta
de una manera objetiva a través del bautismo.
En resumen, el bautismo, como fue ordenado por nuestro Señor, es en primer lugar una
identificación con Cristo y en segundo lugar una identificación con Su cuerpo, la Iglesia.
El bautismo no produce nada, excepto las bendiciones de ser obediente a Cristo.
Somos salvos por la fe, pero el bautismo es esa fe puesta en acción. Es un voto de lealtad a Dios y
un testimonio delante del mundo de la nueva vida que el creyente tiene en Jesucristo.
IX. Preguntas frecuentes acerca del bautismo.
1. ¿Debe ser el bautismo requerido para ser miembro de una iglesia?
Sí. Jesús manda que todos los creyentes deben bautizarse. Desobedecer este mandato
muestra una falta de sumisión a Cristo y Su Iglesia. El bautismo está estrechamente
relacionado con la membresía en el Nuevo Testamento. Los dos van juntos, por lo tanto,
solamente los creyentes bautizados son elegibles para ser miembros de la iglesia.
2. ¿Debe confirmar la iglesia como miembros a aquellos hermanos y hermanas que no
hayan sido bautizados como creyentes (incluyendo creyentes que solo han sido
bautizados cuando eran niños)?
No. La iglesia no ratifica como miembros a aquellos hermanos o hermanas en Cristo que
no hayan sido bautizados como creyentes. Somos conscientes que muchos hermanos y
hermanas ven su bautismo de niños como un bautismo bíblico. Sin embargo, el bautismo
debe ocurrir después de que alguien ha hecho confesión de fe de que Jesús es el Señor.
Por lo tanto, esto excluye el bautismo de niños.
3. ¿Confirma la iglesia como miembros a aquellos hermanos y hermanas que no hayan sido
bautizados como creyentes por inmersión (por ejemplo, aquellos que han sido bautizados
como creyentes por aspersión)?
El bautismo bíblico es por inmersión. Debido a que la Escritura no incluye ningún
ejemplo de un bautismo por ningún otro medio, no se debe aceptar como miembros a
hermanos o hermanas que no hayan sido bautizados inmersos en agua.
Si una persona que no fue bautizada por inmersión se resiste a volver a ser bautizada y
desea ser miembro, se le recomienda que se bautice por varias razones: (1) como iglesia
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creemos firmemente que el bautismo por inmersión es bíblico y se debe practicar
exclusivamente por inmersión; (2) creemos que es bueno para cada miembro de la iglesia
que esté juntamente unido en una clara identificación con Cristo en Su muerte y en Su
vida - esta identificación es más claramente ilustrada en el bautismo por inmersión; y (3)
así como participamos juntos en la Gran Comisión, haciendo discípulos que serían
bautizados por inmersión, creemos que es benéfico para los miembros de la iglesia
modelar ese bautismo en sus propias vidas.
4. ¿Confirma la iglesia como miembros a hermanos o hermanas que no hayan sido
bautizados en el contexto de la iglesia local (por ejemplo, aquellos que fueron bautizados
por sí mismos con otra persona, en un grupo pequeño o en una organización para-
eclesial)?
Creemos que el bautismo es una de las dos ordenanzas dadas por Jesús para ser
administradas en la iglesia local por pastores y ancianos calificados bíblicamente. Por
ello, vacilamos en reconocer a alguien para ser miembro si su bautismo no entra en los
parámetros mencionados anteriormente.
5. ¿Debe la iglesia bautizar a hermanos o hermanas que no se han convertido en asistentes
de la iglesia (por ejemplo, aquellos que desean ser bautizados, pero por diferentes
razones no han podido comprometerse con asistir a una iglesia)?
Como se mencionó anteriormente, creemos que el Nuevo Testamento siempre une el
bautismo con la membresía. De acuerdo con esto, nos abstenemos de bautizar a alguien
que abiertamente no desea comprometerse con asistir a la iglesia. En circunstancias
especiales, se puede bautizar a alguien si es incapaz de unirse a la congregación si
prontamente se compromete consigo mismo a ser asistente en otra iglesia bíblica.
6. ¿Se recomienda una edad particular para que los niños sean bautizados?
La iglesia no recomienda o establece una edad determinada para que los niños sean
bautizados. No queremos desalentar a un niño regenerado de ser bautizado, pero sí
queremos ejercitar un cuidadoso discernimiento para evitar una decepción y falsa
seguridad en la vida de un niño. Esto con el fin de evitar que sea bautizado antes de que
sea bíblicamente regenerado y sea capaz de entender, articular, y abrazar el evangelio, el
bautismo del creyente, las responsabilidades y expectativas de la membresía de la iglesia.
Por lo tanto, los pastores deben trabajar junto con los padres con el propósito de asegurar
que el niño (antes de ser bautizado) esté capacitado para entender, articular, y abrazar el
evangelio, el bautismo del creyente, y la membresía de la iglesia, y muestre los frutos de
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ser regenerado. Un niño no será bautizado hasta que se pongan de acuerdo sus padres (si
son creyentes), el pastor del niño, y los ancianos de que el niño está listo para el bautismo.
7. ¿Puede un creyente que no está bautizado participar en la Santa Cena del Señor?
Todos los creyentes que están siguiendo a Cristo en arrepentimiento y fe, y que están
caminando en obediencia a Cristo, son bienvenidos a participar en la Cena del Señor.
Antes de administrar los elementos de la Cena del Señor, nos animamos unos a otros a
examinarnos a nosotros mismos, orando y confesando los pecados, y arrepintiéndonos en
obediencia a nuestro salvador Jesucristo. Ya que el bautismo es un mandamiento de
Cristo y debe ser obedecido, estamos continuamente exhortando a cada creyente que no
ha sido bautizado a que busque tan pronto como le sea posible el bautismo.
8. ¿A quién se le debe permitir bautizar?
Ya que sabemos que el bautismo es una de las dos ordenanzas dadas por Jesús a la Iglesia
para ser administradas en la iglesia, creemos que los pastores y ancianos que supervisan
la iglesia local son los que deben administrar esta ordenanza y bautizar a los creyentes.
X. ¿Qué pasa después del bautismo?
Al bautizarnos damos un paso importante de obediencia a la voluntad de Dios. Como
creyentes somos llamados a continuar creciendo espiritualmente.
A. Cómo crecer en la nueva vida en Cristo.
1. Alimentarnos: 1 P 2:1-3.
La lectura y meditación diaria de la Palabra de Dios es sumamente importante.
Sal 1:1-3; Mt 4:4; 2 Ti 3:16-17.
2. Hablar con Dios por la oración.
• Por Cristo tenemos acceso al Padre por el Espíritu Santo (Ef 2:18).
• Pablo nos exhorta a orar en 1 Ts 5:17; Ef 6:18; 1 Jn 5:14-15; He 4.16; Fil 4:6-7.
3. Dar testimonio, comunicar el Evangelio a otros (Hch 1:8; 2 Ti 1:8; Ro 1:16; Lc 8:38;
Mt 5:13-14).
4. Comunión con los hermanos (Hch 2:42, He 10:25).
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El Nuevo Testamento no concibe la idea de un cristiano solitario. Somos una familia
y nos necesitamos y ayudamos mutuamente.
5. Debemos andar como Cristo anduvo (1 Jn 2:6).
Somos el templo del Espíritu de Dios (1 Co 6:19-20; Ef 2:10).
B. Responsabilidad y privilegios en la relación con la iglesia local.
1. Asistencia a las diversas actividades de la iglesia, tales como reuniones de enseñanza,
oración y adoración (la cena del Señor), etc.
2. Participación en actividades especiales y diversos ministerios según el don que
tenemos y que debemos desarrollar (Ro 12:1-13; tengamos uno o muchos dones, el
Señor espera fidelidad, Mt 25:14-30).
3. Participación en las necesidades económicas de la iglesia local y la obra en general (1
Co 16:1-2; 2 Co 8:1-10).
4. Estar bajo la autoridad, disciplina y cuidado de los pastores (ancianos) de la Iglesia
(He 13:17; 1 P 5:1-5).
5. Estar preparados para escuchar el llamado del Señor, “¿A quién enviaré y quién irá por
nosotros?” (Is 6:8); “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio (Mr 16:15).
XI. La importancia de la Membresía de la Iglesia.
A. ¿Qué es la membresía de la Iglesia?
La membresía de la iglesia es un compromiso para unirse con un cuerpo espiritual
identificable de creyentes que se reúnen en un lugar geográfico determinado, para los
propósitos específicos y divinamente ordenados.
Estos propósitos incluyen:
▪ Recibir instrucción de la Palabra de Dios (1 Ti 4:13; 2 Ti 4:2).
▪ Preparar a los santos para la obra del ministerio (Ef 4:7, 12).
▪ Servir y edificar unos a otros a través del uso correcto de los dones espirituales (Ro
12:3-8; 1 Co 12:4-31; 1 P 4:10-11).
▪ Participar en las ordenanzas de Bautismo y Santa Cena (Lc 22:19; Hch 2:38-42).
▪ Proclamar el evangelio a los inconversos (Mt 28:18-20).
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B. ¿Cuál es la base bíblica para la Membresía de la Iglesia?
Aunque en ningún lado la Escritura dice “Tú debes unirte a la iglesia”, la base bíblica para
la membresía de la iglesia se encuentra a lo largo del Nuevo Testamento. Esto puede ser
más claramente visto en (1), la existencia del gobierno de la iglesia, (2), la existencia de la
disciplina de la iglesia, (3), el ejemplo de la iglesia primitiva y (4), la exhortación a la
edificación mutua.
C. ¿Cuáles son los beneficios de la Membresía de la Iglesia?
Hay muchos beneficios de ser un miembro formal de la iglesia:
▪ Cuidado personal y amoroso.
▪ Un contexto en el cual los creyentes pueden descubrir y usar sus dones espirituales
a través de servir y edificar a otros miembros.
▪ La oportunidad de buscar y servir en posiciones de liderazgo en el cuerpo, como
anciano, diácono, o maestro.